Una manera de resumir en pocas líneas el contenido fundamental de Días de bruma es señalando que desde una óptica existencialista, llena de referencias filosóficas y literarias y con una acentuada crítica social, Lía Ayuso, la protagonista de la novela, relata en primera persona los acontecimientos más relevantes acaecidos hasta el momento en su vida. Y ello, bajo un estilo literario muy determinado y característico, con el que me siento especialmente cómoda, donde los conceptos, las ideas y situaciones (expuestos de manera telegráfica en muchas ocasiones) encierran un sentido unitario, revestido de un tono poético que mezcla constantemente los recursos comunes a este género con lo que se conoce como realismo sucio, propio de escritores como Bukowski.
A lo largo de la novela he intentado plasmar el equilibrio entre las situaciones cotidianas, narradas con cierto deje amargo y vulgar en muchos casos, y la poética de la que creo que quedan imbuidos todos esos episodios contados desde una perspectiva intimista. Pienso que esta estructura concede a Días de bruma el lenguaje propio y singular que quería conseguir, además de dejar constancia de la influencia de algunos de los pensadores y escritores, como Henry Miller, John Fante, Roberto Bolaño, Virginia Woolf o Juan Rulfo, entre otros, por los que siento una profunda admiración.
La trama, entendida en su sentido más clásico, casi desaparece; se muestra de forma sutil, estando sin estar, pues el elemento que más me ha interesado destacar es el recorrido vital que lleva a cabo el personaje en la búsqueda de sí misma y el consecuente reencuentro y reconciliación con su mundo interior. Creo que es una exposición sencilla, a veces oscura y otras agresiva, de un universo interno complejo que voy mostrando a lo largo de las pocas páginas que conforman esta novela corta pero intensa y repleta de sentimientos y emociones encontradas.
Una de las cuestiones sobre las que me han interpelado en varias ocasiones es la relación que existe entre el personaje de Lía Ayuso y yo misma, así como las coincidencias biográficas entre ambas. Se trata de una novela de ficción, aunque es cierto que la carga personal está muy acentuada en la protagonista. Sus inquietudes literarias, musicales, políticas y filosóficas son un reflejo de las mías en buena medida y muchas de mis propias experiencias me han servido para construir al personaje. Pero creo haberle dado una forma concreta y un carácter autónomo (a pesar de haber partido de una base personal y de paralelismos existenciales en muchas situaciones) permitiéndome así elaborar la ficción que narra la novela.
Mis propias inclinaciones filosóficas quedan volcadas en el personaje para construir, en última instancia, y bajo parámetros literarios, una crítica al artificio, al constructo, a los mecanismos de control y al orden hegemónico imperante, analizando, con las herramientas propias de este lenguaje literario, su impacto sobre nosotros. Y, para ello, Lía se convierte en el hilo conductor de esta idea, a través de sus vivencias, sus emociones, su modo de interpretar el mundo y de enfrentarse a él; e incluso reconciliarse, a pesar de sus contradicciones internas.
Actualmente, escribo una segunda entrega de la historia de Lía Ayuso, centrada en este caso en un momento concreto de su vida, permitiéndome así profundizar sobre muchos aspectos y situaciones que no se detallan en la primera novela y que ahora tengo la oportunidad de desvelar. Creo que es un personaje interesante del que aún quedan muchos aspectos por explorar y por eso me apetece continuar en esta línea y seguir aprendiendo de Lía y de todo lo que personal y emocionalmente me aporta.
Días de bruma puede adquirirse a través de una descarga gratuita en un intento por devolver al arte y a la propia creación inherente al mismo, el aura que le ha sido arrebatada, como diría Walter Benjamin.
Patricia Terino Aguilar, Sevilla, octubre de 2016
Fuente original: https://humanocreativamentehumano.com/apuntes-sobre-dias-de-bruma/
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