José Enrique Rodó nació en Montevideo el 15 de julio de 1871 y falleció en Palermo (Sicilia) el 1º de mayo de 1917.
Máximo exponente del ensayo literario del Modernismo hispanoamericano y miembro de la generación uruguaya del 900, Rodó fue testigo de la crisis espiritual del Fin de Siglo, del expansionismo estadounidense y del peligroso influjo de su modelo utilitario de progreso. Con las armas del intelectual liberal -el pensamiento, la palabra y la escritura- luchó por fortalecer una identidad cultural latinoamericana basada en sus valores humanísticos, tan necesarios en aquellas «democracias imperfectas» que marginaban por improductivo el pensamiento y el arte. Transcurrido un siglo, su escritura sigue suscitando reflexiones, relecturas y polémicas.
La estatura de su prosa y la dimensión de su talento quedaron nítidamente establecidas ya en 1900, con la publicación de Ariel, el cual tuvo una resonancia amplísima en todo el ámbito de habla española. Anteriormente había publicado La Vida Nueva (1897) y el estudio critico sobre Rubén Darío (1899).
Reconocido, pues, tempranamente, alternando su labor de escritor con las actividades políticas José Enrique Rodó se convirtió en uno de los principales integrantes de la excepcional generación uruguaya del 900, junto con los narradores Javier de Viana, Carlos Reyles y Horacio Quiroga; el filósofo Carlos Vaz Ferreira; el dramaturgo Florencio Sánchez, y los poetas María Eugenia Vaz Ferreira, Julio Herrera y Reissig y Delmira Agustini, entre otros.
Entre sus obras destacan la ya citada Ariel (1900), en que propuso el idealismo espiritualista como rasgo de defensa cultural de los países de Hispanoamérica frente al creciente dominio EE.UU.; Motivos de Proteo (1909), obra de filosofía moral; y El mirador de Próspero (1914), recopilación de ensayos sobre escritores hispánicos.
En 1916 eligió un voluntario exilio errante trabajando para el prestigioso periódico argentino La Nación como corresponsal de cultura en Europa, pero una enfermedad puso fin a su vida cuando se encontraba en Sicilia. Sus crónicas fueron recogidas en El camino de Paros (1918), publicadas póstumamente.
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