Felisberto Hernández (Montevideo, 20 de octubre de 1902 - 13 de enero de 1964). Pianista y escritor. Realizó numerosas giras presentando conciertos por el interior de Uruguay y de la Argentina. Fue compositor, destacándose entre sus obras: Canción de cuna, Primavera, Negros, Marcha Fúnebre, Crepúsculo. En 1925 publicó su primer libro, Fulano de Tal. Posteriormente Libro sin Tapas (1929), La cara de Ana (1930) y La envenenada (1931). Su interés por la filosofía, la psicología y el arte, lo llevó a integrar el círculo de amigos al que pertenecían Carlos Vaz Ferreira, Alfredo y Esther Cáceres y Joaquín Torres García, entre otros.
Hacia 1940 abandonó definitivamente su carrera de pianista y se dedicó a la literatura. En 1942 publicó, Por los tiempos de Clemente Colling, que marca una nueva etapa en su proceso creativo. Le sigue en ese mismo año El caballo perdido, un libro de evocación y al mismo tiempo de análisis de esa evocación, obteniendo un premio del Ministerio de Instrucción Pública.
En 1946 viajó a París con una beca del gobierno francés. Pero será en 1947, con Nadie encendía las lámparas, cuando la fantasía entre a jugar un rol primordial en la construcción de su narrativa. A partir de ahí sus creaciones se situarán en un plano de equilibrio entre la memoria y la fantasía: Las Hortensias (1949), Lucrecia (1953), La casa inundada y El cocodrilo (1962), y en la póstuma e inconclusa Tierras de la memoria (1965). El equilibrio entre ambas raíces de la narración es notorio y constituye, sin duda, uno de los pilares de su belleza. En 1955 publicó su "manifiesto estético": Explicación falsa de mis cuentos en La Licorne.
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