Sinopsis

Tierras de la memoria fue editada póstumamente, en la primera tirada de las Obras Completas de Felisberto Hernández, que Arca comercializó en 1965.

La novela, inconclusa, forma parte del ciclo de evocación autobiográfica que realizó el autor.

Observador perspicaz, atento a los detalles que la costumbre oculta, Felisberto Hernández expone sus espectros a ese fluir de la conciencia que, con cierta sensualidad, viene a identificar con el agua.

Al desdoblarse en la narración, también revela cierto distanciamiento ante lo rememorado, e invita al lector a meditar sobre el fragmentario y huidizo entorno.

 

Sobre el autor

Felisberto Hernández (Montevideo, 20 de octubre de 1902 - 13 de enero de 1964). Pianista y escritor. Realizó numerosas giras presentando conciertos por el interior de Uruguay y de la Argentina. Fue compositor, destacándose entre sus obras: Canción de cuna, Primavera, Negros, Marcha Fúnebre, Crepúsculo. En 1925 publicó su primer libro, Fulano de Tal. Posteriormente Libro sin Tapas (1929), La cara de Ana (1930) y La envenenada (1931). Su interés por la filosofía, la psicología y el arte, lo llevó a integrar el círculo de amigos al que pertenecían Carlos Vaz Ferreira, Alfredo y Esther Cáceres y Joaquín Torres García, entre otros.

Hacia 1940 abandonó definitivamente su carrera de pianista y se dedicó a la literatura. En 1942 publicó, Por los tiempos de Clemente Colling, que marca una nueva etapa en su proceso creativo. Le sigue en ese mismo año El caballo perdido, un libro de evocación y al mismo tiempo de análisis de esa evocación, obteniendo un premio del Ministerio de Instrucción Pública.

En 1946 viajó a París con una beca del gobierno francés. Pero será en 1947, con Nadie encendía las lámparas, cuando la fantasía entre a jugar un rol primordial en la construcción de su narrativa. A partir de ahí sus creaciones se situarán en un plano de equilibrio entre la memoria y la fantasía: Las Hortensias (1949), Lucrecia (1953), La casa inundada y El cocodrilo (1962), y en la póstuma e inconclusa Tierras de la memoria (1965). El equilibrio entre ambas raíces de la narración es notorio y constituye, sin duda, uno de los pilares de su belleza. En 1955 publicó su "manifiesto estético": Explicación falsa de mis cuentos en La Licorne.

Reseñas

 

Por Enric Llopis

La memoria, la mezcla del presente y el pasado. “En realidad, esos sollozos no cesaron nunca; y porque la vida va callándose cada vez más en torno a mí, es por lo que los vuelvo a oír (…)”. [Leer reseña]

 

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