Desde su juventud participó en la vida política de su país, la cual combinó con su labor como periodista. Fundó la revista Nuestra Época y el diario La Razón. Para alejar del país a tan incómodo crítico, el presidente Augusto Bernardino Leguía lo envió a Italia, donde pasó cerca de tres años (1920-1923) que fueron cruciales en su maduración intelectual.
A su regresó a Perú, Mariátegui llegó transformado en un hombre distinto: un marxista convencido, un crítico bien informado y un revolucionario dispuesto a servir a la causa americana. En 1926, fundó la revista Amauta (el nombre en quechua significa "maestro, filósofo", y fue aplicado después a él mismo), que se publicó hasta 1930, siendo uno de los grandes órganos de difusión del pensamiento, la crítica y la creación en América. Colaboró con distintas revistas literarias; organizó el Partido Socialista (1928), que luego se convirtió en el Partido Comunista Peruano, y la Confederación General de Trabajadores (1929). Su muerte, ocurrida en Lima a la edad de 35 años, interrumpió una trayectoria político-intelectual fecunda y cargada de enorme proyección latinoamericana y mundial.
Mariátegui publicó pocos libros en vida, pero su obra, recopilada póstumamente, llena numerosos volúmenes. Del conjunto, nada supera en importancia y difusión a su célebre Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928). Es el primer examen integral de la problemática política, social, económica y cultural del país desde un punto de vista marxista, dotado de un innegable oportunismo histórico, de una gran precisión y, sobre todo, de una notable capacidad para aplicar un enfoque flexible y lúcido, evitando las estrecheces ideológicas que abundan en ese tipo de estudios. Entre sus ensayos se encuentran: El artista y la época, Defensa del marxismo y Signos y obras, todos publicados en 1959 como parte de sus Obras completas.
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